PACO
CAVALLER (Twitter: @pcavaller)
Los lingüistas suelen matizar mucho el
uso del adjetivo “plagado”. Consideran que dicho término conlleva siempre una
connotación negativa. No les falta razón. Una plaga, sea de lo que sea, nunca
ha sido buena. Es por eso que decir que un equipo está plagado de estrellas no
puede considerarse del todo correcto (a no ser que hablemos de lo mala que
puede llegar a ser la abundancia, pero eso es otro debate que hoy no nos
ocupa). En estos casos, deberíamos decir que el equipo está repleto de figuras.
Esta reflexión que muchos encontraréis
fuera de lugar (y me incluyo) la hago porque iba a iniciar estas líneas con un “fin
de semana plagado de sorpresas”. Luego he dudado sobre si apostar por el “plagado”
o por el “repleto”. He decidido especificar las diferencias y que cada lector
decida cuál utilizar en función de sus colores o preferencias balompédicas. La
cuestión, a fin de cuentas, es que las sorpresas han sido muchas y muy notables.
Al lío.
Cayeron Barça y Atlético. Ambos lo
hicieron en campos verdaderamente complicados. En El Sadar, ni Barcelona, ni
Atleti, ni Real Madrid han ganado esta temporada. En Anoeta ya fue derrotado el
todopoderoso Barça de Guardiola en su día, por ejemplo. ¿Son estas dos derrotas
noticia? Sin duda. Pero mayor relevancia obtuvo el cómo que el qué. Real
Sociedad y Osasuna ofrecieron un recital de fútbol a sus aficiones. Bueno, y a
Martino y Simeone también.
Males comunes: la falta de intensidad.
Los motivos seguramente ya no lo sean. El del Atleti podría ser más claro:
demasiada presión. No es un equipo preparado para llevar el peso del
favoritismo semana tras semana. Quizá tampoco lo sea para convivir con la
Champions League. Primer gran reto y primer pinchazo en la Liga. Demasiadas
distracciones. Y todo ello sin restarle un ápice de mérito a un Osasuna que
bordó su papel en el partido y ejecutó la estrategia de Gracia a la perfección
para que Cejudo destrozara la zaga colchonera.
Lo del Barça en Anoeta da pie a mayores
discusiones. ‘Guardioladas’ se llamaban en su época (parece que haga mucho de
eso). Alguno le llamó ‘Tatada’ en los inicios de la presente campaña a la misma
tendencia por parte del técnico argentino. Pues bien, lo de este sábado en San
Sebastián fue una ‘Tatada’. Martino renunció al toque. Sentó a Cesc y a Xavi.
Alineó a Busquets y Song junto a Iniesta en la tradicional línea medular de
tres. Song no estuvo. Desaprovechó su oportunidad. Y, junto a un jugador de
esas características, Busquets no rinde como acostumbra. Al descanso tuiteé
acerca de la conveniencia de ingresar a Cesc por Song (no a Xavi, pues su
condición física en semanas exigentes, como lo fue esta última, no es idónea).
No es que sepa más que el Tata (Dios me libre), pero lo cierto es que ese
cambio llegó, pero algo más tarde, cuando la Real Sociedad vencía por 3-1.
Barça y Atleti no jugaron bien al fútbol
y perdieron. El Real Madrid es ahora el nuevo líder en solitario. Ganó. No jugó
bien al fútbol. Debieron de ponerse de acuerdo los tres de arriba para no estar
por lo que había que estar este fin de semana. El Real Madrid sabía qué pacto
firmaba, pues su turno era menos peligroso; duelo en casa, ante su afición y
ante un Elche que intenta jugar, algo que favorece a los blancos, por
contradictorio que parezca (sus contras letales tienen mayor cabida ante un
conjunto atrevido, que abra líneas y genere espacios). Un golazo de Bale fue lo
único reseñable de un partido discreto, especialmente por parte del inglés.
Aunque para discretos los partidos de
Valladolid en la noche de viernes o de Almería un día y una hora más tarde. Los
pucelanos empataron en el Zorrilla ante un Levante que volvió a plantear lo
mismo de cada semana: defensa, pizarra, guerra, lucha, corazón y mucha fe. Que
cada equipo anotara un tanto ya fue demasiado para lo visto sobre el césped.
Más normal habría sido el resultado que se dio entre Almería y Málaga (0-0),
donde todavía sucedió menos entre dos equipos que parece que no estén en
peligro pero sí lo están.
Venía de cosechar malos resultados el
Villarreal, pero se reencontró con su buen juego en la noche de lunes en
Cornellà-El Prat ante un Espanyol que sufrió en defensa. Sólo el gol de Jhon
Córdoba en el tramo final propició el vendaval perico, el cual llegó a su
colofón con el penalti fallado en el 90’ por Sergio García. Aguirre no aprende
de sus errores; volvió a ser expulsado, esta vez debido a unas protestas sin
fundamentos. Los de Marcelino empatan con la Real en los puestos de Europa
League, pero están perseguidos por dos equipos cuyos nombres imponen, como
mínimo, respeto.
Se trata de Valencia y Sevilla, dos
equipos que van ganando. No pregunten más. Los de Emery vencieron en Vallecas
en el soleado mediodía dominical. El sol brilló en el cielo, pero en Vallecas
sólo lo hizo Rakitic, si bien no en exceso. El capitán hispalense hizo lo justo
y necesario para que su equipo pudiera vencer. Ni más ni menos. Dudo acerca de
lo merecidos que fueron o no los tres puntos que sumó el Valencia ante el
Granada en Mestalla. Alcaraz planteó un partido serio y rocoso en el medio del
campo y el Valencia no supo contrarrestarlo. Debutó Vezo y marcó en el 90’ para
hacer de Mestalla un fiestón. No era Vezo quien debía salvar un partido así.
Quiero creer que Pizzi lo sabe.
Antes hablaba de la pizarra del Levante
de Caparrós. No hace mala pareja con la del Getafe de García-Plaza. Sigue cuestionado,
pero esta vez su rácano planteamiento significó un puntito que vale su peso en
oro para el conjunto azulón, sobre todo teniendo en cuenta que jugó con uno
menos buena parte del partido y que este tuvo lugar en Balaídos ante los
ilusionistas de Luís Enrique. Ese grupito de prometedores jugones lo lidera
Rafinha Alcántara. Salvando las distancias entre dimensiones de sus respectivos
equipos, Rafinha no tiene mucho que envidiar a su hermano, al menos respecto al
rol que adoptan ambos en sus respectivos equipos.
Cierro estas líneas con el despropósito
del Villamarín porque soy de los que se aficionan a dejar lo mejor para el
final. Y, sin duda, el partido que más viví este fin de semana fue ese Betis
0-2 Athletic, que, en ningún caso, debió terminar así. Gil Manzano hizo del
Betis un preso indefenso sin voz ni voto. El colegiado hizo de los derechos del
Betis a ser juzgado limpiamente una bola de papel que fue directa a la
papelera. Y me atrevo a decirlo alto y claro porque mi afinidad por el Betis es
la misma que puedo tener por cualquier otro equipo que le compita por la
salvación. No detallaré lo sucedido porque hay que dejarle trabajo a los
compañeros de la televisión. Calderón pidió respeto al final del encuentro ante
los leones. Me uno a la causa. Respeto para el Betis. Y a seguir luchando.
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