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lunes, 24 de marzo de 2014

De estadio a estadio - Jornada 29


PACO CAVALLER (Twitter: @pcavaller)

Seis goles en total entre el viernes y el sábado. Entre el domingo y el lunes, en cambio, se marcaron 22. No es el primer sábado espesito que nos regala la Liga BBVA, si bien ello no resta emoción y menos aún relevancia a cada uno de los 10 encuentros que completan la jornada.

Es obvio que el partido por excelencia fue el Clásico, pero tampoco me pondré ahora a analizar lo sucedido en la mágica noche de domingo en el Santiago Bernabéu, ya que de ello ya ha habido mucho (y no muy bueno, por cierto). Además, lo bonito de ese partido es que no hubo mucha táctica a comentar. De todos modos, sí me permitiré dedicar unas pocas líneas a hacer un llamamiento, tal vez recordatorio, a todo aficionado español al fútbol, sea o no hincha de Barcelona o Real Madrid.

Entiendo que la rivalidad entre ambos es necesaria, pero deberíamos tratar de dejarnos de guerrillas internas y mirar por lo mucho (y muy bueno) que aportó este Clásico a nuestra liga y nuestro fútbol. Mientras nuestros diarios más leídos se tiraban piedras entre ellos, la prensa internacional elogiaba lo visto en el Paseo de la Castellana y suspiraba soñando con tener algún día algo similar en sus respectivos campeonatos. Disfrutémoslo más y, sobre todo, aplaudámoslo, en lugar de plantear auténticas idioteces como podría ser la completamente inexistente (y pondría la mano en el fuego) premeditación de un árbitro. Y ya que estoy, chapeau para Undiano Mallenco por pitar lo que vieron sus ojos en todo momento. Los tuvo bien puestos. Pedazo de árbitro.

El domingo se cerró con siete goles en ese duelo planetario y los rezagados del lunes no quisieron ser menos. Lo vivido en el Juegos del Mediterráneo fue un verdadero espectáculo al alcance de pocos. También hubo tres penaltis, para mayor coincidencia, y no sé si atreverme a decir que, también en este caso, ganó el menos favorito. El despliegue físico del Almería fue heroico y los hombres de Francisco Javier Rodríguez superaron con humildad y trabajo a una Real Sociedad que no encontró su fútbol habitual en ningún momento.

Como si de un virus que corre por la zona se tratara, algo semejante le ocurrió al Villarreal en el duelo valenciano por excelencia en estos últimos años. El ‘Submarino’ salió agazapado en Mestalla. Estuvo espeso, adormecido, lento, carente de ideas y ritmo y necesitado de destellos individuales que no llegaron hasta la insuficiente genialidad de Gio dos Santos. La alineación de Jaume Costa en la derecha mató al Villarreal, especialmente en la primera mitad. Fede Cartabia recuperó sus buenas sensaciones y permitió que un hombre que llevaba cuatro años sin mojar al fin lograra perforar la red del rival. Y el tío se quedó a gusto; marcó por partida doble. Inmensa alegría se llevó el valencianismo y la Liga en general por volver a ver sonreír a Javi Fuego, genio donde los haya.

Pero la tarde dominical se inauguró en el Benito Villamarín con un Betis – Atleti que no presentó tantas desigualdades como el 0-2 final pudiera reflejar. Hasta la expulsión de Braian (que debutaba así como titular), el Betis supo anular por completo el juego de un Atlético al que algunos rivales empiezan a tomarle la medida (pero bueno, que sólo empiezan, aún les queda…). Una de las virtudes de este Atlético es que, a pesar de su buen juego y su despliegue físico en defensa, tiene pegada, algo muy necesario cuando, como sucedió el domingo, uno no juega bien. En este caso fue Gabi quien apareció para abrir la lata con un gran gol, pero es que cuando no es uno es el otro. Los de Simeone se colocaron líderes antes del Clásico y en la misma posición siguen ahora. La liga en un punto. Mejor, imposible. Lo único que sabe mal es que, una semana más, hay que elogiar al Betis a pesar de la derrota. Y eso sólo tiene un nombre: mala fortuna. Y la mala fortuna, amigos, es muy difícil de combatir.

Y si no, que se lo pregunten a Javi Gracia y su Osasuna. El técnico fue expulsado, pero es que tenía motivos para el enfado. En la mañana de domingo, un Sevilla que se dedicó a hacer rotaciones sentenció el partido en la primera mitad gracias a un penalti muy dudoso que transformó Bacca. Los navarros alargan su mala racha de resultados y se complican la vida en la zona baja, mientras que el Sevilla sigue su remontada en la tabla y recupera las buenas sensaciones de otros años (también gracias a la clasificación en Europa League ante el Betis tras el desastroso encuentro de ida). Habrá sido un alivio para Emery ver que su equipo es capaz de ganar sin gente importante como Rakitic sobre el césped.

Aunque, para importante, el chicharro de Susaeta. En mi opinión, fue el mejor tanto del fin de semana en la Liga BBVA. Y su relevancia en el devenir del conjunto bilbaíno es mayúscula. Como los demás de su zona, tampoco el Athletic jugó su mejor partido. Tuvo que tirar de esa genialidad de Markel para superar a un Getafe que sigue sin levantar cabeza y que, tras tantos meses sin ganar, cae finalmente en la zona de descenso (fruto de la victoria del Almería). Aun así, sería injusto omitir la mejora en el juego azulón. Parece que el balón ya no quema, que ya no hay miedo a jugar y que ya no imponen ciertos escenarios como San Mamés. Cosmin Contra ha encontrado la línea a seguir. Ahora se trata de, precisamente, seguirla.

Junto al Getafe y al colista Betis está en descenso el Valladolid, que empató en casa ante un Rayo que está a dos puntos de la zona roja, pero que transmite vibraciones más cercanas a Primera que a la División de Plata. El partido estuvo igualado y mandó la pizarra, notándose que lo que hay en juego no es moco de pavo. Lo que está claro es que el gol de Bueno y la asistencia de Trashorras que le vio nacer fueron de otro partido.

Ese otro, de todos modos, no sería el de Cornellá-El Prat. Espanyol y Levante empataron a nada o, mejor dicho, a porteros. Kiko Casilla y Keylor Navas se están ganando muchas páginas de diarios en las próximas semanas y en su duelo particular no podían permitirse bajar la guardia. Aunque el Levante se vino algo arriba en el tramo final del choque, si alguien mereció ganarlo en el global fue el cuadro barcelonés, mucho más incisivo y valiente desde el inicio. Era un choque en el que estaba en juego soñar con Europa, pero el empate deja a ambos, todavía igualados en la tabla, ya con muy pocas opciones de ello.

Viene jugando bien el Elche y no tanto el Granada, pero ahí están los números. Un error de Damián Suárez en el servicio de una falta en zona trasera permitió a Brahimi marcar un tanto que haría del Granada un equipo que puede respirar mínimamente relajado pese a un fútbol que no termina de convencer. El Elche queda a dos puntos del descenso a pesar de la valiente propuesta de Escribá. Ello tiene mucho mérito, aunque no es menos el que tiene el Granada, que supera en cuatro a los ilicitanos y en fe y garra a muchos otros.

Algo semejante a lo de los franjiverdes le sucedió en la lluviosa noche del viernes al Celta. Con Rafinha en el banquillo de inicio, los gallegos no tuvieron tanto el balón esta vez. El Málaga supo aprovecharse y tiró de estrategia para hacer pagar a los locales su mala defensa en estático. Camacho fue quien superó a Yoel en dos ocasiones para colocar a los malacitanos a un solo punto de los celestes, que ven, al igual que el Elche, como una buena idea de juego ofensivo se va quedando poco a poco con una recompensa cada vez más difuminada. Luís Enrique visita el miércoles a su gente más querida, la del Camp Nou. Será un buen examen para ver si este Celta cree firmemente en la fantasía o si, por el contrario, abandona el barco y se agarra al pragmatismo para intentar mantenerse en esta apasionante Liga BBVA.

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