PACO
CAVALLER (Twitter: @pcavaller)
Seis goles en total entre el viernes y el
sábado. Entre el domingo y el lunes, en cambio, se marcaron 22. No es el primer
sábado espesito que nos regala la Liga BBVA, si bien ello no resta emoción y
menos aún relevancia a cada uno de los 10 encuentros que completan la jornada.
Es obvio que el partido por excelencia
fue el Clásico, pero tampoco me pondré ahora a analizar lo sucedido en la
mágica noche de domingo en el Santiago Bernabéu, ya que de ello ya ha habido
mucho (y no muy bueno, por cierto). Además, lo bonito de ese partido es que no
hubo mucha táctica a comentar. De todos modos, sí me permitiré dedicar unas
pocas líneas a hacer un llamamiento, tal vez recordatorio, a todo aficionado
español al fútbol, sea o no hincha de Barcelona o Real Madrid.
Entiendo que la rivalidad entre ambos es
necesaria, pero deberíamos tratar de dejarnos de guerrillas internas y mirar
por lo mucho (y muy bueno) que aportó este Clásico a nuestra liga y nuestro
fútbol. Mientras nuestros diarios más leídos se tiraban piedras entre ellos, la
prensa internacional elogiaba lo visto en el Paseo de la Castellana y suspiraba
soñando con tener algún día algo similar en sus respectivos campeonatos. Disfrutémoslo
más y, sobre todo, aplaudámoslo, en lugar de plantear auténticas idioteces como
podría ser la completamente inexistente (y pondría la mano en el fuego)
premeditación de un árbitro. Y ya que estoy, chapeau para Undiano Mallenco por pitar lo que vieron sus ojos en
todo momento. Los tuvo bien puestos. Pedazo de árbitro.
El domingo se cerró con siete goles en
ese duelo planetario y los rezagados del lunes no quisieron ser menos. Lo vivido
en el Juegos del Mediterráneo fue un verdadero espectáculo al alcance de pocos.
También hubo tres penaltis, para mayor coincidencia, y no sé si atreverme a
decir que, también en este caso, ganó el menos favorito. El despliegue físico
del Almería fue heroico y los hombres de Francisco Javier Rodríguez superaron
con humildad y trabajo a una Real Sociedad que no encontró su fútbol habitual
en ningún momento.
Como si de un virus que corre por la zona
se tratara, algo semejante le ocurrió al Villarreal en el duelo valenciano por
excelencia en estos últimos años. El ‘Submarino’ salió agazapado en Mestalla. Estuvo
espeso, adormecido, lento, carente de ideas y ritmo y necesitado de destellos
individuales que no llegaron hasta la insuficiente genialidad de Gio dos
Santos. La alineación de Jaume Costa en la derecha mató al Villarreal,
especialmente en la primera mitad. Fede Cartabia recuperó sus buenas
sensaciones y permitió que un hombre que llevaba cuatro años sin mojar al fin lograra
perforar la red del rival. Y el tío se quedó a gusto; marcó por partida doble.
Inmensa alegría se llevó el valencianismo y la Liga en general por volver a ver
sonreír a Javi Fuego, genio donde los haya.
Pero la tarde dominical se inauguró en el
Benito Villamarín con un Betis – Atleti que no presentó tantas desigualdades
como el 0-2 final pudiera reflejar. Hasta la expulsión de Braian (que debutaba
así como titular), el Betis supo anular por completo el juego de un Atlético al
que algunos rivales empiezan a tomarle la medida (pero bueno, que sólo
empiezan, aún les queda…). Una de las virtudes de este Atlético es que, a pesar
de su buen juego y su despliegue físico en defensa, tiene pegada, algo muy
necesario cuando, como sucedió el domingo, uno no juega bien. En este caso fue
Gabi quien apareció para abrir la lata con un gran gol, pero es que cuando no
es uno es el otro. Los de Simeone se colocaron líderes antes del Clásico y en
la misma posición siguen ahora. La liga en un punto. Mejor, imposible. Lo único
que sabe mal es que, una semana más, hay que elogiar al Betis a pesar de la
derrota. Y eso sólo tiene un nombre: mala fortuna. Y la mala fortuna, amigos,
es muy difícil de combatir.
Y si no, que se lo pregunten a Javi
Gracia y su Osasuna. El técnico fue expulsado, pero es que tenía motivos para
el enfado. En la mañana de domingo, un Sevilla que se dedicó a hacer rotaciones
sentenció el partido en la primera mitad gracias a un penalti muy dudoso que
transformó Bacca. Los navarros alargan su mala racha de resultados y se
complican la vida en la zona baja, mientras que el Sevilla sigue su remontada
en la tabla y recupera las buenas sensaciones de otros años (también gracias a
la clasificación en Europa League ante el Betis tras el desastroso encuentro de
ida). Habrá sido un alivio para Emery ver que su equipo es capaz de ganar sin
gente importante como Rakitic sobre el césped.
Aunque, para importante, el chicharro de
Susaeta. En mi opinión, fue el mejor tanto del fin de semana en la Liga BBVA. Y
su relevancia en el devenir del conjunto bilbaíno es mayúscula. Como los demás
de su zona, tampoco el Athletic jugó su mejor partido. Tuvo que tirar de esa
genialidad de Markel para superar a un Getafe que sigue sin levantar cabeza y
que, tras tantos meses sin ganar, cae finalmente en la zona de descenso (fruto
de la victoria del Almería). Aun así, sería injusto omitir la mejora en el
juego azulón. Parece que el balón ya no quema, que ya no hay miedo a jugar y
que ya no imponen ciertos escenarios como San Mamés. Cosmin Contra ha
encontrado la línea a seguir. Ahora se trata de, precisamente, seguirla.
Junto al Getafe y al colista Betis está
en descenso el Valladolid, que empató en casa ante un Rayo que está a dos
puntos de la zona roja, pero que transmite vibraciones más cercanas a Primera
que a la División de Plata. El partido estuvo igualado y mandó la pizarra,
notándose que lo que hay en juego no es moco de pavo. Lo que está claro es que
el gol de Bueno y la asistencia de Trashorras que le vio nacer fueron de otro
partido.
Ese otro, de todos modos, no sería el de
Cornellá-El Prat. Espanyol y Levante empataron a nada o, mejor dicho, a
porteros. Kiko Casilla y Keylor Navas se están ganando muchas páginas de
diarios en las próximas semanas y en su duelo particular no podían permitirse
bajar la guardia. Aunque el Levante se vino algo arriba en el tramo final del
choque, si alguien mereció ganarlo en el global fue el cuadro barcelonés, mucho
más incisivo y valiente desde el inicio. Era un choque en el que estaba en
juego soñar con Europa, pero el empate deja a ambos, todavía igualados en la
tabla, ya con muy pocas opciones de ello.
Viene jugando bien el Elche y no tanto el
Granada, pero ahí están los números. Un error de Damián Suárez en el servicio
de una falta en zona trasera permitió a Brahimi marcar un tanto que haría del
Granada un equipo que puede respirar mínimamente relajado pese a un fútbol que
no termina de convencer. El Elche queda a dos puntos del descenso a pesar de la
valiente propuesta de Escribá. Ello tiene mucho mérito, aunque no es menos el
que tiene el Granada, que supera en cuatro a los ilicitanos y en fe y garra a
muchos otros.
Algo semejante a lo de los franjiverdes
le sucedió en la lluviosa noche del viernes al Celta. Con Rafinha en el
banquillo de inicio, los gallegos no tuvieron tanto el balón esta vez. El Málaga
supo aprovecharse y tiró de estrategia para hacer pagar a los locales su mala
defensa en estático. Camacho fue quien superó a Yoel en dos ocasiones para
colocar a los malacitanos a un solo punto de los celestes, que ven, al igual
que el Elche, como una buena idea de juego ofensivo se va quedando poco a poco
con una recompensa cada vez más difuminada. Luís Enrique visita el miércoles a
su gente más querida, la del Camp Nou. Será un buen examen para ver si este
Celta cree firmemente en la fantasía o si, por el contrario, abandona el barco
y se agarra al pragmatismo para intentar mantenerse en esta apasionante Liga
BBVA.
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