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domingo, 11 de mayo de 2014

De estadio a estadio - Jornada 37


PACO CAVALLER (Twitter: @pcavaller)

Evitemos las quejas. Leí a un buen excompañero tuitear algo muy interesante nada más terminarse el maratón de siete partidos del domingo a la tarde. Decía así: “Quejas por títulos que se ganan con la chorra y quejas cuando las ligas están competidísimas. Realmente nunca estáis contentos”. Tiene toda la razón. Yo, de hecho, estoy encantado con esta Liga, una Liga que, sin lugar a dudas, jamás olvidaré. No sé si será por el inmenso mérito de lo que algunos equipos han hecho durante el curso o por la serie de desdichas de otros decepcionantes, pero no me cabe duda de que tardaremos tiempo en olvidar esta Liga.

No podemos empezar hablando de otro que no sea el Atlético de Madrid y su nuevo pinchazo, esta vez en casa y ante un Málaga que certifica su permanencia. Un gol más habría hecho Campeón al Atleti. Un gol del Barça en Elche le habría obligado a ganar en el Camp Nou. Al final, todo sigue como estaba. Ahora ya sólo queda un paso. La sensación entre los colchoneros debe de ser de lamentación total. Ni en el mejor de sus sueños el Barça palmaba en Elche. Pero es que tampoco en la peor de sus pesadillas no superaban ellos al Málaga. Al final, bien pueden llorar la oportunidad perdida o agradecer el alivio de la oportunidad regalada por los ilicitanos.

Y es que el Elche necesitaba un solo punto para quedarse en esta Liga y lo sumó. Sufrió mucho, eso sí, en la primera mitad, pero vio como el Barcelona volvía a las andadas en la segunda y se convertía de nuevo en ese equipo trabado que no lograba encontrar huecos por dentro y que tiraba de centros laterales sin rematador alguno. En una de las radios más importantes del país catalogaban de “triste” el papel del Barça en el Martínez Valero. Y es que, probablemente, sea ese uno de los adjetivos más adecuados. El Barça quiso, pero no pudo. La diferencia es que, esta vez, el Atlético le impidió que tirara la Liga de nuevo.

Del Real Madrid es mejor ni hablar. Su despropósito sigue una semana más y ya van tres fechas seguidas sin ganar. En esta ocasión, los de Ancelotti ni siquiera aparecieron sobre el terreno de juego. La falta de tensión competitiva fue total. Es cierto que, en este caso, el once era algo alternativo, lo que incita todavía más a pensar que el técnico italiano tiene el punto de mira puesto en Lisboa desde que deslumbró a Europa en el Allianz. Y a eso quería yo dedicar un par de líneas. Me pregunto hasta qué punto es conservador o, por el contrario, arriesgado planificar con tanta antelación una Final a 90 minutos. Está claro que reduces el riesgo de lesiones e imprevistos, pero nada puede venirle peor a un equipo que la falta de competición real. Y este Real Madrid apenas ha competido en las últimas dos semanas, especialmente en Valladolid y Vigo. Está claro que, en Balaídos, alinear a Khedira fue un error de cara a ese mismo choque, pero era necesario y óptimo de cara a la Final de la Champions. Al final, quien más sabe de esto (se supone) es Ancelotti y su ‘staff’ y en ellos debe confiar el madridismo. La Liga ya no es posible, pero pocos lo recriminarán si se gana la Décima. Por otro lado, no hay que restar méritos a un Celta de ensueño. Se ha puesto octavo, a siete puntos de Europa. Claro está que no llega, pero su final de temporada es, al menos, para aplaudir, así como el trabajo de un Luís Enrique del que muchos ya dicen que este domingo sumó los primeros tres puntos como técnico azulgrana.

No se decidió Campeón, como tampoco quedó claro quién acompañará al Betis a la Segunda División. A buenas horas sacaron los verdiblancos una casta que llevaba meses desaparecida. Remontó en varias ocasiones al Valladolid y terminó venciéndole pese a múltiples y mayúsculos errores defensivos (nada nuevo, para desgracia bética). Mucho se ha complicado la vida un Pucela irreconocible, cuya salvación parecía asegurada a juzgar por la poca tensión de sus futbolistas. Ahora, los vallisoletanos necesitarán ganar la semana que viene y esperar otros resultados para salvarse.

En la misma situación se encuentra Osasuna tras haber logrado empatar en Cornellà-El Prat ante un Espanyol que, al fin, logró sentenciar su definitiva permanencia en la mejor liga del mundo. Fue uno de los partidos más aburridos del carrusel del domingo, fruto, en parte, de lo mucho que había en juego. Se notó cierto cambio positivo en los futbolistas de Aguirre, pero los pamplonicas no se vinieron abajo y siguen creyendo, seguro, en sus opciones de salvación.

Tanto castellano-leoneses como navarros tratarán de superar al Granada en la 38ª jornada. Los andaluces sucumbieron por 0-2 (dos penaltis) en casa ante un pobre Almería. De hecho, pobre fue la propuesta de ambos conjuntos en un partido que dejó mucho que desear. Las opciones de los almerienses pasaban por una necesitada y nada fácil victoria en el Nuevo Los Cármenes. El partido se le puso muy de cara y no lo desaprovechó.

De los conjuntos que están fuera del descenso, junto a Granada y Almería, se encuentra al borde del abismo el Getafe, a pesar de haber logrado la machada en el Coliseum ante un Sevilla que probablemente también tuviera más de un ojo puesto en su Final europea, en este caso en Turín. No creo que la comparecencia de los hispalenses en Getafe sea de fiar a la hora de analizar cómo llegan los de Emery al duelo ante el Benfica, pero sí demuestra cómo los caprichos del calendario pueden adulterar la competición en favor de uno u otro. Por supuesto, Unai está en todo el derecho de dosificar a su equipo. Faltaría más.

Antes de toda esta locura, se disputó, por primera vez en el nuevo San Mamés, el duelo vasco entre Athletic y Real Sociedad. Descafeinado estuvo por no tener nada en juego, pero los 22 elegidos no defraudaron y ofrecieron un espectáculo elogiable. El empate no fue para nada injusto y la afición vizcaína disfrutó en su nueva casa de un episodio que se repetirá más veces en las próximas temporadas y que servía prácticamente de cierre a una temporada esplendorosa por parte de ambos conjuntos. El fútbol vasco puede estar de enhorabuena, pues sus dos equipos de primer nivel jugarán en Europa e incluso me atrevo a decir que con opciones de sorprender a más de uno. Ojalá no me equivoque.

No sé si decir que el fútbol valenciano puede estar también orgulloso. Desde luego que Villarreal y Levante han superado con creces sus objetivos, pero la temporada del Valencia ha ido convirtiéndose paulatinamente en una tortura para los ‘chés’. Precisamente Valencia y Levante se enfrentaban en la noche de sábado en uno de los derbis más bonitos de nuestra Liga. El Ciutat de València estaba lleno y los ‘granotas’ dieron como premio a su gente un 2-0 que dejó en ridículo a su eterno rival. El mazazo europeo fue un golpe inimaginablemente duro para los de Pizzi, pero el buen partido que hicieron en el Bernabéu permitía presagiar un buen final de año. Fue un espejismo. El Levante adelanta al Valencia en la tabla y, de empatar la próxima semana, terminará la Liga por encima de los de Mestalla por primera vez en la historia de esta competición.

El otro equipo valenciano, el Villarreal, endosó un 4-0 a un Rayo que tenía los deberes hechos y que se ha permitido el lujo (seguro que involuntario) de desinflarse en estas semanas finales. No debe eso hacernos olvidar cómo estaban los madrileños el pasado invierno, lo que se vivió en su estadio, lo que hizo su gente y lo que peleó el equipo como respuesta. La tranquilidad actual es un premio más que merecido. No sé si un milagro, pero, lo que es seguro, es que es una muestra de que la idea de un fútbol valiente y de toque siempre obtiene premio. Este Rayo es, como también el Villarreal, uno de los Campeones de esta Liga 2013/2014.



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