-- El Real Madrid retomó en Cornellà su papel de protagonista en la Liga a través de una trabajada victoria frente al Espanyol, al que dominó de principio a fin, merecedor de un triunfo más amplio y que, sin embargo, no tuvo atado hasta el final.
De hecho, el éxito merengue se fraguó a través de un 'error' propio, cuando Daniel Carvajal no supo controlar un balón en el extremo derecho pero fue trabado de mala manera por Christian Stuani, que fue tarde al cruce y provocó una falta que servida con maestría por Luka Modric terminó en la red gracias al imperial, y cómodo, remate de cabeza de Pepe.
Se llevaban para entonces ya diez minutos de la segunda mitad, 55 de un duelo que comenzaba a convertirse en un dolor de cabeza para Carlo Ancelotti, que contemplaba impasible desde la banda como Kiko Casilla se empeñaba en abortar todas las ocasiones, que no fueron pocas, de su equipo.
Agazapado, el Espanyol se defendió como buenamente pudo. El doble pivote ideado por Javier Aguirre no obtuvo suficiente ayuda de sus compañeros más adelantados, convirtiéndose Stuani y Alex Fernández en poco menos que invisibles, tanto en labores ofensivas como impotentes en la defensa, superada siempre por la rapidez de circulación que imprimía al balón el Madrid.
Córdoba, claro, fue poco menos que un islote abandonado. Luchó con rabia, buscó la meta rival y fue el único que avisó... Pero se notó rápido que era insuficiente. A partir de ello, todo el juego, el protagonismo del partido, se decidió en apenas 40 metros. Siempre en campo blanquiazul.
Al Madrid le costó casi una hora plasmar en el marcador una superioridad que nunca fue puesta en duda a través del fútbol. Apagado Gareth Bale (fue sustituido por Jesé sin casi dar señales de vida) y desafortunado Ángel Di María, Marcelo se sumó con insistencia al ataque para apoyar el liderazgo de Cristiano Ronaldo, la movilidad de Karim Benzema y la dirección de Modric.
El croata debe ser uno de quienes mejor han recibido la renovación de Xabi Alonso. El vasco, poco brillante pero tremendamente efectivo, le dio la posibilidad de convertirse en ancla perfecta para el juego de ataque madridista y de su personalidad nació la superioridad merengue.
Pero de forma continuada Kiko Casilla se empeñó primero en frenar el triunfo del Madrid. Y después, con el 0-1, en mantener cierta esperanza para su grupo. Aburrió a Cristiano hasta en cuatro ocasiones, otra más a Benzema, otras dos a Di María. Multiplicado, el portero del Espanyol quiso dar vida a su equipo. Pero no pudo.
Y eso que ya en tiempo añadido, rabioso, el Espanyol decidió irse con todo a por el milagro. Evidentemente no pudo lograrlo. Y el Madrid, brillante en el juego aunque muy justo en el marcador, se enganchó a la Liga. De cinco a tres, estos son los puntos que le separan hoy de la cabeza de un campeonato que siguen liderando Barça y Atlético de Madrid.
0 comentarios:
Publicar un comentario